Un artista venerado por su maestría en el barro bruñido y otras técnicas cerámicas, dejó un legado imborrable en la comunidad de Tonalá, Jalisco. Nacido el 1 de febrero de 1933, en una familia con arraigada tradición artesanal en la elaboración del barro engredado.
Su trayectoria artística se tejió desde los 13 años, participando en talleres artesanales familiares y de conocidos, perfeccionó sus habilidades hasta que, a finales de la década de 1950, decidió abrir su propio taller. Desde entonces, su creatividad ha sido el puente entre su legado y el reconocimiento público.
Benjamín Olvera no solo fue un consumado artista del barro bruñido; también desempeñó un papel vital en la esfera social y cultural de su comunidad. Fundador de la Banda Guadalupana, una institución musical que trasciende generaciones, y partícipe en la fundación de la Caja Popular Cihualpilli, dejó una huella indeleble en Tonalá. Además, durante muchos años, lideró la Unión de Artesanos de Tonalá, siendo pionero en la promoción y unificación de los productores alfareros locales.
Benjamín participó poco en certámenes de cerámica. No obstante, en las dos ocasiones en las que decidió hacerlo, su talento le valió reconocimientos destacados: en 1969, en un evento en Tlaquepaque con un nacimiento (su especialidad), y en 1973, con un píe de lámpara en un Concurso de Diseño.
Hoy, recordamos con cariño a Benjamín Olvera Segura, quien, hasta su partida el 9 de junio de 2007, siguió trabajando incansablemente en su taller familiar, legando piezas de arte que seguirán siendo recordadas por su destreza y su contribución al patrimonio cultural de Tonalá. Su espíritu perdura en su arte y en el corazón de quienes valoran su legado.