Su inicio tardío en la pintura de caballete incitó su creatividad. Maestro de un estilo naif que expresa con iconografías de estilo nacionalista y tonlteca.
Su imaginario es plasmado con acrílicos sobre tela y en cerámica; su juego de perspectivas es estéticamente bello y espontáneamente ingenuo.
Trabaja incansablemente día a día con una actitud optimista. Visitar a Don Brigido en su taller es adentrarse a un mundo de fantasía.